“Las mentiras son reproducidas sin
que hagan estallar el sistema social. Y la franca, ostensible
contradicción se convierte en constante en el habla y en la
publicidad...Términos como la 'bomba atómica limpia' y la
'radiactividad inofensiva' no son más que las creaciones extremas de
un estilo normal...La contradicción se muestra como un principio de
la lógica de la manipulación...Titulares como 'los trabajadores
buscan la armonía de los misiles' (New York Times, 1-12-1960)
anuncios como 'refugios de lujo contra la radiactividad' (ibid.
2-11-1960) pueden suscitar todavía la ingenua reacción de que
'trabajadores', 'armonía' y 'misiles' son contradicciones
irreconciliables y que ninguna lógica o lenguaje son capaces de unir
correctamente el lujo y la radiactividad. Sin embargo, esta lógica y
este lenguaje llegan a ser perfectamente racionales cuando leemos que
'un submarino nuclear equipado con proyectiles dirigidos tiene un
precio aproximado de ciento veinte millones de dólares' y que el
modelo de mil dolares del refugio atómico tiene alfombra, batidora y
televisión' La validez de este lenguaje no descansa primordialmente
en el hecho de que venda, sino en que promueve la identificación
inmediata del interés particular con el general: los negocios se
identifican con el poder nacional, la prosperidad con el potencial de
aniquilación”
MARCUSE “El hombre unidimensional”
Orbis, Barcelona, 1984, pag. 96 y 97
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