FALACIAS FORMALES
·
Silogismo
disyuntivo falaz:
P V Q Luis
estudia o trabaja
Q Luis
trabaja
------
¬ Q Luego
Luis no estudia
Su forma es parecida al silogismo disyuntivo, pero no debe ser
confundido, pues este tipo de razonamiento es falaz. La afirmación de p no
implica la negación de q. Distinta hubiera sido su validez si el enunciado
inicial propuesto hubiera sido Luis o estudia o trabaja.
·
Falacias
probabilísticas:
Se cometen cuando se supone falsamente que dos sucesos, que
son estadísticamente independientes, están conectados entre sí.
-
Fulano ha tenido buena suerte en la jugada
reciente; por tanto, Fulano va a tener buena suerte en la próxima jugada.
·
Falacia ad logicam o falacia de la falacia:
Consiste en que, al detectar que un argumento es falaz, se
sostiene que la conclusión es necesariamente falsa. Pero, en realidad, la
conclusión podría ser verdadera, porque un argumento incorrecto puede tener una
conclusión verdadera o una conclusión falsa.
-
El argumento que usted acaba de exponer es una
falacia; por tanto, la conclusión a la que usted ha llegado es falsa.
·
Petición de principio:
O círculo vicioso es un
argumento en el que la conclusión ya se da por supuesta o se afirma en las
premisas.
Ejemplo:
Si quieres tener un permiso de
residencia, entonces tienes que tener trabajo. Si quieres tener trabajo, debes
poseer un permiso de residencia.
FALACIAS
INFORMALES
·
Falacias
por ambigüedad:
Suceden cuando se utiliza
algún término ambiguo o equívoco.
·
Falacias
por vaguedad:
Se basan en la utilización
de términos vagos, es decir, términos que se prestan a la imprecisión porque se
refieren a características que se pueden tener en diferentes grados, como por
ejemplo, “experto”, “alto”, “pesado”, “caliente”, etc. No existe una regla que
indique qué cantidad de esas cualidades ha de tener una persona o cosa para que
sea aplicable el término.
Ejemplo: estudiar una
hora de filosofía no te convierte en experto en filosofía; estudiar dos horas
de filosofía no te convierte en experto en filosofía; estudiar tres horas de
filosofía no te convierte en experto en filosofía, etc (se añaden nuevas
premisas que van aumentando el número de horas de estudio); por tanto, por más
horas de filosofía que estudies no te convertirás en un experto en filosofía.
·
Falacia del
testaferro o del espantapájaros:
Consiste en deformar,
simplificar y distorsionar el argumento al que uno se opone, de manera que
queda convertido en una caricatura, y a continuación se desvía la atención
hacia esa caricatura, sin entrar a debatir el argumento original.
Ejemplo:
-Tantas horas de
televisión y de hacer poco ejercicio perjudica a los jóvenes, porque no fomenta
su autonomía ni su capacidad de iniciativa.
-Estas diciendo que
nuestros jóvenes son unos vagos y teleadictos, pero no has probado que sea
cierto.
·
Falacia
del falso dilema:
Se trata de presentar un
asunto como si no hubiera más que dos opciones, cuando en realidad existen más
posibilidades. Hay que recordar aquí que un auténtico dilema tiene las
características siguientes:
1. Existen
únicamente dos opciones
2. Las
dos son incompatibles
3. Una
de las dos ha de llevarse a cabo necesariamente
4. Las
consecuencias de ambas opciones son igualmente problemáticas.
Sin embargo, en la falacia del falso dilema no se cumplen
estas cuatro condiciones.
Ejemplo: Para Arthur Schopenhauer, la vida es forzosamente
dolorosa, porque si satisfacemos los deseos sentimos saciedad y aburrimiento, y
si no los satisfacemos nos sentimos frustrados y con ansiedad.
·
Falacia ad hominem (al hombre):
Consiste en atacar al adversario
de la discusión en lugar de atacar el argumento que nos presenta.
Ejemplo: El filósofo
Rousseau aconseja educar a los niños prestando atención a sus sentimientos,
pero seguro que se equivoca, porque él abandonó a sus hijos.
Una variante de esta
falacia es el tu quoque (tú también),
que consiste en constar al interlocutor señalando que él también incurre en lo
mismo que critica, pero sin entrar a discutir el asunto del que se trate.
·
Falacia ad verecundiam (al respeto):
Se trata de intentar zanjar
la discusión sobre un asunto apelando a la autoridad. No basta con algo lo haya dicho un experto,
sino que es necesario que se aporten pruebas relevantes.
Ejemplo: No es posible
que la velocidad de la luz sea superior a 300.000 km por segundo, porque así lo
afirmó Einstein.
·
Falacia ad baculum (al bastón):
Se trata de intentar
persuadir a alguien de la verdad de un enunciado apelando exclusivamente a una
emoción (generalmente miedo o castigo).
Ejemplo: Tienes que
aceptar que la Tierra no se mueve, porque de lo contrario irás a prisión y tal
vez acabes en la hoguera.
·
Falacia
por inducción precipitada:
La mayor parte de
nuestros prejuicios se basan en esta falacia, que consiste en generalizar a
partir de una muestra reducida de casos.
Ejemplo: Cuando una mujer
dice “quizá” quiere decir “sí”; cuando un diplomático dice “quizá”, quiere
decir “no”.
·
Falacia
de la falsa analogía:
Las analogías son
comparaciones que a menudo pueden ser útiles para analizar y argumentar sobre
cualquier asunto. Pero hay analogías razonables y otras que no lo son. Para que
la comparación sea razonable, debe hacerse entre objetos o sucesos que sean
semejantes en suficientes aspectos relevantes para el asunto del que se trate.
De lo contrario, incurrimos en esta falacia.
Ejemplo: Los países ricos
son como botes salvavidas en medio de un mar, en el que algunos náufragos (los
países pobres) se están ahogando y piden ayuda para subir a nuestros botes;
pero, si los ayudamos a todos dándoles cobijo en nuestros botes, nos hundiremos
todos; por tanto, lo mejor es que salvemos a unos cuentos y dejemos a las demás
a su suerte.
Este argumento es falaz
porque la comparación que establece es inadecuada y engañosa.
·
Falacia
de la confusión entre condición necesaria y suficiente:
Se dice que algo es
condición necesaria de otra cosa cuando en ausencia de ese algo nunca podría
darse la segunda. Por ejemplo, el agua es condición necesaria para la vida de
los mamíferos. Pero no es condición suficiente, pues solo con agua tampoco
sobrevivimos. Una condición suficiente es aquella cuya presencia garantiza que
se produzca un efecto determinado. Ahora bien, en ocasiones se cometen falacias por confundir
la condición necesaria y suficiente.
Ejemplo: seguramente me
engañó mi entrenador, porque me dijo que para ser futbolista profesional debía
entrenar más de otras horas diarias; pero lo he hecho así durante diez años y
no me han admitido.
·
Falacia ad ignorantiam (a la ignorancia):
De la ausencia de pruebas
a favor de una proposición no se sigue que tal proposición sea falsa, ni
tampoco que sea verdadera.
Ejemplo:
-El profesor no ha dicho
cuál es el máximo de faltas a clase que se permiten para que los apliquen los
criterios de evaluación continua; por lo tanto, podemos faltar a clase las
veces que queramos.
-No hay pruebas de que
Dios no exista, por tanto, Dios existe.
-No hay pruebas de que
Dios exista, por tanto, Dios no existe.
·
Falacia
de eludir la cuestión o ignoratio elenchi:
Esta falacia consiste en
responder a una cuestión diferente a la que se pregunta.
Ejemplo:
Cuando se interroga
respecto a una cuestión espinosa, como un asunto de corrupción, muchos
políticos responden aludiendo, por ejemplo, a los éxitos cosechados en otro
ámbito.
·
Post hoc ergo propter hoc:
Consiste en suponer que,
si una cosa viene después de otra, significa que esta es su causa. Sin embargo,
el orden temporal no es suficiente para establecer una relación causal.
Ejemplo:
Se acostumbra a afirmar
que los gallos cantan al amanecer. Por el mero hecho de que sean
acontecimientos que ocurren de forma concatenada, no se puede llegar a la
conclusión de que el canto del gallo cause la salida del Sol.
·
Sofisma
patético:
Esta falacia consiste en
aludir a los sentimientos en lugar de la razón.
Ejemplo:
Un estudiante quiere
escoger una carrera de filología, pero al que su madre le ruega que escoja la
de derecho porque de lo contrario causará un disgusto a su padre.
·
Falacia ad misericordiam:
Similar a la anterior.
Este falso argumento recurre a los sentimientos de pena, de culpa, de
remordimiento y de piedad para reforzar la conclusión.
Ejemplo:
“¡No te da pena el pobre!
¡Con lo mal que lo ha pasado la familia! ¡Tienes que darle el trabajo!
·
Wishful
thinking:
Significa confundir los
deseos con la realidad. Consiste en presentar un panorama sumamente optimista
para realizar una acción, prescindiendo de todo elemento que no se adecue a
este cuadro idealizado.
·
Falacia
democrática:
Este tipo de falacia
consiste en suponer que la verdad se encuentra en aquello que decida la
mayoría. Aunque la mayoría es el mejor sistema para que participen y se puedan
expresar diferentes opiniones, hay muchos campos en los que es un recurso que
pueda inducir a error.
Ejemplo:
Durante la época
nacionalsocialista, cien científicos alemanes escribieron un libro contra
Albert Einstein. Cuando tuvo noticia de dicha publicación, Einstein repuso que,
con un único científico que fuera capaz de demostrar que sus ideas estaban
realmente equivocadas, sobraba la opinión de los demás.
·
Falacia
ad populum:
Similar a la anterior.
Apela a la mayoría para dar fuerza al argumento. Supone que uno debe actuar
como lo hacen “todos” o la mayoría de la gente.
Ejemplo:
“Quiero esas zapatillas.
¡Las tienen todos mis amigos!”
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Falacia
de la pendiente resbaladiza:
Se incurre en la falacia
de la pendiente resbaladiza cuando, a partir de un enunciado, se extraen
conclusiones cada vez más exageradas hasta alcanzar una conclusión
desagradable, pero que no guarda relación con la proposición inicial. De este
modo, se pretende rechazar el enunciado inicial.
·
Falacia
ad nauseam:
Este razonamiento
consiste en la repetición de una tesis o conclusión hasta la náusea o el agotamiento,
de modo que el contrario desista y admita la verdad de la conclusión.
Ejemplo:
“¡Ha sido él! ¡Ha sido
él! Pero si ha sido él! ¡Yo no he sido! ¡Ha sido él!
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Falacia
naturalista:
Consiste en derivar un
juicio de valor (es bueno, es un deber) de premisas descriptivas.
Ejemplo:
En todo el mundo hay pobres y
ricos. Luego es bueno, que haya pobres y ricos.
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